En cuanto al Quilotoa aseguró que no se espera una erupción catastrófica, sin embargo, con el sacudón de un sismo cercano y con fuerza, podría liberar gas CO2 que fluiría por el fondo del valle del río Toachi. Erupciones de Chalupas, Salayambo y Rasuyacu son menos probables.
Resaltó la importancia que deben dar las autoridades al monitoreo con instrumentos adecuados, con responsabilidad y profesionalismo, esto permitirá dar un aviso temprano a la población en caso de ser necesario.
Señaló que el proceso eruptivo del Cotopaxi puede llevar años como en el caso del Tungurahua que tiene un proceso de 17 años, y que los sismo se pueden dar en cualquier momento, no son predecibles; de ahí la importancia de prepararse para convivir con el volcán, la adaptación a las formas de vida, así como el trabajo en caminos alternos, agua de varias fuentes, manejo adecuado de ganado y del sector productivo.
El plan Integral de gestión de riesgos busca generar en Cotopaxi la capacidad de reaccionar adecuadamente, logrando fomentar la resiliencia en la sociedad, aparato productivo y el gobierno frente a la adversidad.